La gran historia proporciona una visión general de toda la historia, desde el principio del universo hasta la vida en la Tierra hoy
en día, de manera que sea fácil de entender por todas las personas instruidas. De este modo, la Gran Historia también ofrece el mejor
conocimiento posible para hacer proyecciones de futuro. Como toda actividad académica, la Gran Historia está enteramente basada en
la evidencia empírica y las interpretaciones académicas.
La Gran Historia trata sobre el aumento y la disminución de la complejidad
en toda la historia del universo. Se cree que hace unos 13.800 millones de años, el universo nació como una combinación indiferenciada
de materia y energía muy caliente y densa. Con el tiempo, se enfría y se expande, lo que lleva a una separación de la energía y las
formas simples de la materia, principalmente hidrógeno y helio. Posteriormente, innumerables galaxias y estrellas emergieron, rodeadas
cada vez más por espacio interestelar e intergaláctico grande, frío y vacío.
En las estrellas grandes, los elementos químicos
más pesados se forjadon en sus núcleos o durante las explosiones gigantescas llamadas supernovas, que señalan el final de la vida
de estas enormes estrellas. Dispersos en las galaxias y mezclados con hidrógeno y nubes de helio, estos elementos químicos más pesados
fueron incorporados en los nuevos procesos de formación estelar. Esto permitió la emergencia de planetas como la Tierra, compuestos
en su mayor parte por estos elementos químicos más pesados. Se cree que nuestro Sistema Solar se formó de esta manera hace unos 4.600
millones de años.
Durante un período de 4.500 millones de años, nuestro planeta evolucionó a partir de un cuerpo celeste caliente
y relativamente simple hasta la estructura que tiene hoy. La Tierra tiene un núcleo caliente, parcialmente fundido, en su mayoría
compuesto por hierro y níquel, causa del campo magnético que nos protege de la radiación cósmica perjudicial y que ofrece orientación
con la ayuda de brújulas.
Fuera del núcleo, el manto de la Tierra se compone de rocas pesadas que se mueven lentamente como el
agua en una olla hirviendo, pero mucho más lentamente. Estos movimientos conducen cambios en la superficie de la Tierra, llamados
conjuntamente la tectónica de placas, llevando a la formación de montañas, terremotos, actividad volcánica y expansión del fondo oceánico,
todo lo cual cambia sin cesar la geografía de la Tierra. La erosión causada por el viento, la lluvia y los microorganismos (y ahora
también los humanos) contrarresta los efectos de la formación de montañas.
En la superficie de nuestro planeta, la vida surgió
(probablemente) y se ha desarrollado (sin duda) en continua interacción con su entorno. Mientras que muchas formas de vida permanecieron
pequeñas y relativamente simples, algunas de ellas se hicieron cada vez más complejas. Con el tiempo esto llevó a la aparición de
los seres humanos que, en un período de alrededor de 10.000 órbitas de nuestro planeta alrededor del Sol, pasaron de ganarse la vida
como recolectores, cazadores y pescadores a convertirse en lo que somos ahora.
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